Antes de que entrara oí el golpe del bastón.
Estaba en el estudio esperando a su llegada para la entrevista en vivo con ella luego del corte comercial. Cuando entró, la vi del otro lado del vidrio encorvada, con el cabello canoso, temblando un poco. Noté en esos ojos claros algo que parecía a punto de estallar, derramando todo aquello que alguna vez vio y todavía recuerda con pesar. Estaba cansada de un fantasma que aún a día de hoy la persigue.
Me levanté a saludarla con una sonrisa. Le ofrecí agua y moví la silla para ella recibiendo otra sonrisa y sus manos sobre mi brazo. Pude notar los callos y las pequeñas heridas ya cicatrizadas.
一Ya estamos de vuelta acá en la radio regional, pero esta vez con una invitada especial: Estela Martínez ex combatiente de Malvinas. Entonces cuéntanos Estela… ¿le puedo decir así?
一Sí, sí, no te preocupes decime Estela 一dijo con una tímida sonrisa.
一Bueno entonces contanos, ¿cómo fue su experiencia? Según lo que ha dicho en otras entrevistas usted era enfermera de la fuerza aérea.
一Sí, yo era enfermera. Vivía muy tranquila la verdad. Sin enterarme de mucho como otros jóvenes. Verá que yo vivía en una familia de buenos ingresos..
一¿De verdad?
一Sí, sí, mi padre era un abogado, mi madre ama de casa como muchas otras. Yo decidí ser médico, o al menos enfermera, que es hasta donde llegué.
一Entiendo bueno antes de preguntar su experiencia cuéntenos más de su vida antes de Malvinas por favor. Así la entenderemos mucho mejor.
一Sí bueno. Yo era una señorita común. No hacía allá por enero de 1956 Y viví sin mucho problema. Nunca fui a una escuela porque mi padre quería la mejor educación (así como acercarse más a la clase alta) y buscó maestros particulares. Siempre quise ir a un colegio igual pero no llegué a convencerlo hasta mucho Después. verás Cuando comenzó la dictadura hacía dos años que estaba saliendo con mi actual esposo Fer. El estaba también bastante acomodado Aunque tenía una Beta medio militante 一Sus ojos poco a poco fueron mostrando cierta añoranza extraña que solía ver en las personas grandes. Extraña por recordar una época que no conocí como esas personas Entender la melancolía de una época tan distinta a la actual era demasiado difícil para mí de vez en cuando.
一¿Tenías novio? ¿Cómo era él?
一Ah, maravilloso. Muy romántico 一Su voz se quebró un poco tal vez por la edad, Tal vez por el recuerdo一. Hay mucho que contar de él Aunque no recuerde los detalles o cada peca de su rostro. Pero te aseguro que era un buen hombre. Gracias a él pude ir a cumplir mi sueño de ser enfermera. Él convenció a mi padre luego de una tarde larga en su oficina en casa. Cuando salió recuerdo que me tomó la mano. Yo estaba nerviosa aunque no tenía mucha esperanza. Pensé que él lo notó y por eso había tomado mi mano y la besó sonriendo con dulzura. Mi casa era vieja de techos altos con pocas ventanas. Siempre estaba en penumbra y ese día nublado me pidió matrimonio Dándome la noticia de que podía volverme enfermera. Amo a mi profesión de verdad. Amo ayudar a los demás Pero cuando llegué a Malvinas lo dudé. Dudé muchísimo.
一¿Cómo fue la noticia? ¿Cómo es que terminaste ahí?
一Bueno fue complicado…. Mi padre estuvo medio metido con ellos pero nunca habló al respecto, se negó a hacerlo. Yo ya estaba trabajando en el hospital de la fuerza y cuando me dieron la orden ya tenía una hija con Fer. No tenía obligación pero creí que debía servir a la patria. Mi padre o algo sabía o presentía e hizo lo imposible para que no fuera pero fui igual. Pensé que no debí casi al instante, cuando veía pasar por día unos 30 chicos ya sea heridos o muertos. Las heridas, los rostros horrorizados y… y 一La voz se le quebró nuevamente casi pudo ver cómo se le erizó la piel. Saca un pequeño pañuelo y se secó un poco de las lágrimas que se escapaban de sus ojos claros一... no hay palabras suficientes para explicarlo. Todos los días entraban lastimados ya sea por balas granadas o los golpes que los altos mandos les propiciaban a los chicos. Yo no lo podía creer. Pero no podía quejarme ni por cartas. No podía hacer nada. Algunos la pasaron peor. Los combatientes me refiero. Pero tampoco fue más grata mi experiencia. He visto muchas cosas porque he estado en la guardia nocturna. Pero nada como eso. Y escuchar a lo lejos la batalla tampoco era mejor. Es a día de hoy que me afectan los ruidos fuertes no me pone nerviosa cuando escucho aviones, viste… Me da cosa.
一¿Y cuándo volvió? ¿Cómo fue? ¿Que se sintió volver e ir enterándose de todo lo que había sucedido en las sombras?
一No, terrible. Cuando volví todo parecía estar bien. Sé mejor ahora que estaba todo muy complicado. Pero me sentía lejos de las personas. Como si no perteneciera allí. Estuve en casa mucho tiempo, según recuerdo. Si me preguntas creo no haber salido de casa por unos dos años, Aunque me dijeron que iba a trabajar todos los días. Aunque salía de vez en cuando con amigas… era como estar en piloto automático. Mi hija nació a finales del 79, y tenía casi 3 años cuando regresé. Pero hay dos años después de eso que no recuerdo, que todo es difuso. Fuimos muy invisibilizadas, tanto los chicos que fueron a combatir, como nosotras las enfermeras. Nadie nos escuchaba. Hace pocos años que nos reconocen a nosotras como ex combatientes y como enfermeras. Nosotras les dimos consuelo a muchos de esos chicos que a veces llamaban por sus madres. Nosotras también sufrimos los efectos y problemas que trajo la guerra. Pero, en ese momento, no éramos nadie. Menos que nadie. Fer no entendía mucho. El no tuvo obligación de ir por nuestra hija. Pero intentó entender. De verdad. Siempre me dijo que parecía perdida. Con ojos de animal asustado. Tuve mucha suerte que no me haya abandonado nunca, como he escuchado de los maridos de mis compañeras. Pero cada día despertaba por las noches llorando después de un tortuoso sueño y me sentaba en la ventana para refrescarme mientras tomaba algún té. Alguna pastilla para dormir. El se quedaba sentado a mi lado. Pero no entendía, claramente no entendía. Me miraba como si estuviera al otro lado de un largo, largo puente. Después de esas noches volví a trabajar. Un día tras otro, como una máquina. una máquina sin recuerdos.
Los ojos hace rato que desvelaban en sus lágrimas lo que ocultó durante mucho tiempo. Lo que vi en ellos cuando Estela llegó. Su angustia en cada arruga.
一Estela podés parar acá si es demasiado doloroso
一No, no querido. La gente necesita saber esto. Ustedes son los primeros en escuchar mi historia con respeto. Esta es la forma en que nos reconozcan. A todas nosotras. Es la misión de mi vida, junto con otras, es que se sepa esto también, y que no suceda nunca más. Nunca más. Este es el aporte que no tuve la valentía de hacer en esos años.
Cuando se marchó, se levantó despacio, tuve que ayudarla y la llevé hasta la puerta del estudio donde la esperaba la hija que había escuchado todo y que tenía los ojos rojos. Se abrazaron por unos cuantos segundos. Su hija, Mónica, solo atinó a murmurar en su oído, apenas audible “ él entendió, mamá. tardó, pero él entendió, así como todos lo hacen ahora”.
Y caminaron por el pasillo. Abrazadas, llorando, aliviadas.
Escrito en marzo 2024
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